domingo, 27 de junio de 2010

Yin-yang


Una llamada, otro recuerdo.
Una voz desconocida pregunta, al otro lado de la línea, por alguien que no volverá jamás, aun sabiendo que permanecerá por siempre a tu lado.
Dos personas sin ninguna relación entre ellas, pero que tras una intensa conversación terminan unidas por un sentimiento en común.
Lágrimas como broche en la mañana.
Una visita, otra celebración.
Un pequeño ángel de rizos castaños corre a abrazarte y te rodea las piernas, haciéndote caer de rodillas a sus pies, rendida a su ternura.
La sala está atestada de gente, pero el homenajeado te regala una tierna sonrisa infantil, dedicada sólo a ti, consiguiendo derretirte el alma.
Risas para un final de fiesta en la noche.
El yin y el yang, equilibrio en el transcurso de un mismo día.
Tristeza y felicidad, las dos caras de una misma moneda.

martes, 15 de junio de 2010

Mi primer microrrelato


Haciendo un pequeño inciso en mis estudios, y para que comprobéis que, aunque desaparecida, aún sigo por aquí, os voy a colgar un microrrelato que escribí para un concurso de “Cercanías Renfe” y del cual hoy el jurado ha emitido su fallo. El número máximo de palabras a utilizar (incluido el título) eran 99, y el tema a tratar tenía que versar sobre “el tránsito, el viaje, el movimiento hacia un destino”.
Como habréis supuesto después de leer esto, no, no he resultado finalista, pero al menos, y para que no se pierda en el olvido, me gustaría compartirlo con todos vosotr@s. Espero que os guste. 

ESTACIÓN “DESTINO”
Aunque el vaivén del vagón seguía una cadencia pausada, mis nervios estaban a flor de piel. Había muchas plazas libres pero yo, demasiado excitada como para hacer uso de ningún asiento, me encontraba de pie, apoyando indistintamente mi peso en una u otra pierna mientras mis dedos agarraban con fuerza la barra de sujeción. En un instante, la oscuridad que reinaba en el túnel dio paso a la intensa luz de las luminarias de la siguiente estación. Mis pupilas se dilataron, pero fue por la expectación. 
Cuando se abriesen esas puertas, habría llegado a mi destino: tú.