Una llamada, otro recuerdo.
Una voz desconocida pregunta, al otro lado de la línea, por alguien que no volverá jamás, aun sabiendo que permanecerá por siempre a tu lado.
Dos personas sin ninguna relación entre ellas, pero que tras una intensa conversación terminan unidas por un sentimiento en común.
Lágrimas como broche en la mañana.
Una visita, otra celebración.
Un pequeño ángel de rizos castaños corre a abrazarte y te rodea las piernas, haciéndote caer de rodillas a sus pies, rendida a su ternura.
La sala está atestada de gente, pero el homenajeado te regala una tierna sonrisa infantil, dedicada sólo a ti, consiguiendo derretirte el alma.
Risas para un final de fiesta en la noche.
…
El yin y el yang, equilibrio en el transcurso de un mismo día.
Tristeza y felicidad, las dos caras de una misma moneda.