jueves, 7 de abril de 2011

Otro extracto de el eslabón

—¿Se puede saber lo que haces? —bramó Cedric—. ¡Vuelve ahora mismo a la cama! —le ordenó.

—De ningún modo —Chloe elevó el mentón de forma desafiante—. No pienso permanecer en esta habitación a menos de dos pasos de usted, y me da igual lo que diga.

—Serás impertinente... —en dos segundos el cuerpo de Cedric se abatió sobre ella y la levantó del suelo como si fuese una pluma, llevándola de nuevo hacia el lecho—. Harás lo que yo te diga y punto.

No bien la había soltado sobre el mullido colchón cuando los pies de Chloe volvieron a tocar raudos el suelo.

—¡He dicho que no! —contestó Chloe con un mohín, cruzando los brazos en señal de insubordinación.

—Podrías sacar de sus casillas hasta al santo más paciente... —le recriminó duramente—. ¡Métete en la cama de una maldita vez!