domingo, 25 de julio de 2010

El pecado de ser mujer


Vivimos tiempos de igualdad, libertad, oportunidades… o eso es lo que creemos. Parece imposible, pero en nuestro mismo mundo, aunque nos resulte lejano y añejo, aún existen vestigios de épocas pasadas, injusticias tan grotescas que pensamos que son irreales, que hace mucho tiempo dejaron de suceder a nuestro alrededor.

Quizás el quid de la cuestión radica en una cuestión de suerte, nada más. Suerte de no ser esclavos y dependientes de unas normas equivocadas que vulneran la integridad y la libertad que tod@s deberíamos poseer, independientemente de nuestra religión, raza y/o sexo. Hay muchas personas que no pueden disfrutar de esos derechos esenciales que nosotr@s ya damos por hecho. Muchísimas personas.

Es posible que no podamos cambiar ciertas cosas, que nunca lleguemos a cambiarlas por completo, pero al menos podemos intentarlo. Como en el caso de Sakineh Mohammadi.

Te invito a que firmes esta propuesta porque quizás, gracias a ella y al apoyo de mucha gente como tú y como yo, podamos conseguir que esta mujer tenga esa “suerte” que todos deberíamos poseer y así evitemos su lapidación.

¿Su pecado? Ser mujer.
¿Su castigo? La muerte.
¿Por qué? Nunca llegaré a entenderlo.

Si no quieres hacer oídos sordos a esta despreciable condena, firma aquí.

GRACIAS.

jueves, 1 de julio de 2010

Di "NO" al plagio

Esta tarde, visitando varios blogs, me he encontrado con algo que me ha puesto los pelos como escarpias. Soy consciente de que no vivimos en un mundo idílico y perfecto donde nos respetamos los unos a los otros, pero aun así estas noticias siempre consiguen sorprenderte de un modo muy desagradable, más si cabe cuando piensas que eso mismo podría sucederte a ti en cualquier momento.
Me estoy refiriendo al plagio, visto desde cualquiera de sus vertientes. En este caso, el plagio de una obra literaria. Más concretamente, un poema.
Al parecer, ésta no es la primera ni la segunda vez que la perjudicada ha sido objeto de tal agravio pero, gracias a Dios, siempre hay gente dispuesta a echar una mano para solventar en el menor tiempo posible tal desfachatez, así que cuando esta noticia ha llegado a mí, he comprobado con satisfacción que “el problema” ya se había resuelto. Aun así y por mi parte, no quiero dejar pasar de lado todo esto sin aportar antes, aunque sea, un pequeñísimo grano de arena para que esto no vuelva a suceder. 

Cuando ocurren estas cosas, no sólo se vulnera la propiedad intelectual, considerado delito se mire por donde se mire, sino que además surge en el agraviad@ una impotencia y una rabia desmedida tal que ni siquiera me puedo imaginar cómo se debe sentir esa persona. Que alguien se quiera lucrar, ya sea económicamente o con simples halagos inmerecidos, de la originalidad de los demás, me parece de un comportamiento execrable, y nadie con un poco de moral debería fomentar ni excusar (como en este caso ha ocurrido) tales acciones. 

La autora, Mary Heathcliff, ha creado desde su blog un premio, “Soy original”, como respuesta frente al perjuicio que ha sufrido en sus propias carnes. No se trata simplemente de otro premio más, premios divertidos como los que solemos recibir todos los blogs por parte de nuestras amig@s blogger@s (desde aquí reitero mi más sincero agradecimiento a todas las amigas que me han otorgado uno de ésos. Es un honor que alguien piense en ti en esas circunstancias, y por mi parte yo atesoraré todos y cada uno de ellos como un bien muy preciado, ya que me los han concedido desde el corazón). No, este premio es una campaña para concienciar al mayor número de personas posible y denunciar una conducta ignominiosa que dice muy poco (o mucho) de la gente que la secunda.


Haciéndome eco de tal iniciativa, desde aquí hago un llamamiento generalizado para propagar esta noticia, para censurar dichas acciones y para denunciar los hechos con todos los medios que estén a nuestro alcance si, en algún momento de nuestra vida, nos encontramos en esta desagradable tesitura, ya sea porque nos ha sucedido a nosotros mismos o a alguien de nuestro entorno.
Algún día esto te puede pasar a ti.